Auxilioooo bella historia

—¡Auxilio! ¡Alguien ayúdeme por favor!

La respiración de Tiffani se empieza a agitar, no puede respirar bien en aquel lugar tan estrecho y sin nada de luz, esta anhelando el momento en que alguien valla a sacarla de aquel lugar, pero nadie va, y siente que nadie nunca lo hará. Las personas que llegan allí por alguna extraña razón jamás la escuchan por más que grite, pero ya no le quedan más fuerzas para seguir luchando por su vida, si tan solo tiene 16 años, y no puede creer que esté pasando por tan terrible situación, pero sí ha sido tan estúpidamente para no darse cuanta de que algo pasaría, ¿como no se dio cuenta de que esto le pasaría? Pero es que no sabe que ha pasado que estuvo ciega completamente durante el tiempo que estuvo con la persona que la tiene secuestrada. Hace tres meses conoció a un tío, y fue extraña la situación en la que le conoció, pero no le dio muchas vueltas a como era el en ese entonces, y ahora lamenta mucho no haberlo hecho. Tiffani conoció a un tío del que se enamoro, se entregó a él en cuerpo y alma, ella le conoció durante un trabajo que estaba haciendo para fin de año sobre biología sobre especies acuáticas en el sur de Cádiz, España, y le encontró en una situación muy estremecedora, él estaba ocultando algo, pero nunca persuadió que era y no le dio importancia, donde ella viajaba el comandante del barco al parecer era amigo del chico y estaba ocultando algo con el, por eso iba algo impacientada y nerviosa, temía que esos dos estuvieron cometiendo algún delito, pero se concentró tanto en el chico que le atraía, que no le dio importancia, y ese fue su mayor error. Después de haber terminado su trabajo y dándole fin al recorrido en el barco, hablo con el chico, y lo más extraño es que ella se dirigió a el, cosa que jamás hace, puesto que no está acostumbrada a hablar mucho con chicos, pero en esta ocasión no sabía lo que le había motivado ha acercarse a ese tan extraño, tal vez la curiosidad, pero no era nada bueno. Lo recuerda perfectamente y ahora quisiera volver el tiempo atrás para nunca haberse acercado a él, porque eso, la llevo a donde está ahora, encerrada con cadenas, con tres días sin comer, sin dormir...

—Hola, ¿cómo lo llevas? —pregunto Tiffani mirando los nudos que hacía el chico con una cuerda larga.
—Pues bastante complicado, no es fácil mantener la seguridad y estabilidad de un barco. —dijo el chico volviendo hacer nudos con la enorme soga.
—Pues si no es, pero debes sentirte muy afortunado de que te confíen este trabajo, puesto que no es para cualquier capullo. —dijo Tiffani sentándose al lado del chico.
—Pues si, me siento muy feliz con mi trabajo, y me pagan muy bien. —dijo el chico mirando de reojo a Tiffani.
—¿Y tú como la llevas, con tu trabajo?
—Pues ya está perfectamente terminado y listo para ser entregado la próxima semana.
—Pues me alegro, se ve que pusiste mucho esfuerzo en el, ¿y de que se trata?
—De especies marinas poco exploradas en el océano, tengo un informe de algunas de las más importantes de ellas.
—Eso es muy interesante, seguro que apruebas, espero que si. —le dijo el chico una una sonrisa encantadora.
—Gracias, yo también lo espero. —dice Tiffani parándose de el asiento para diriges a casa.
—Oye, por cierto, ¿Cómo te llamas?
—Tiffani, ¿y el tuyo?
—Daniel...

Se le hizo familiar aquel nombre porque no sonaba mucho, pero lo había escuchado en alguien en particular, pero hizo caso, se despidió con un saludo y se fue, de pronto escucho que alguien le llamaba, era el chico, le llamaba para entregarle su libreta que había dejado con su pluma.

—¡Eh! ¡Te has dejado tu libreta!
—Gracias, por poco y se me queda.

Daniel se despidió con guiñado de ojo y ella sonrió y se fue, le gustó bastante ese chico. Cuando estaba llegando noto que había algo escrito en su libreta, era su número, lo había dejado escrito con su nombre allí, y decía, Daniel Castillo, era el...

Al día siguiente Tiffani fue al instituto y no pudo creer con lo que se encontró casi se desmaya al ver lo que le esperaba allí, por un segundo pensó que eran imaginaciones ilustrativas de su cabeza, pero no, definitivamente estaba pasando, el chico que había conocido apenas ayer, estaba en su instituto, y ella no lo sabía, ¿pero cómo puede ser eso posible?, ¿a caso se tratara de un juego?, no puede ser porque sería absurdo y patético, ¿entonces?, ¿cómo podía ese chico que jamás había visto aparecerse en su instituto de un día para otro?, no lo sabe pero no piensa quedarse con la duda, tan rápido como llega, trata de dirigirse hacia el, y cuando está está cerca, él le saluda.

—¡Hola Tiffani!, ¿cómo estás? —le pregunta Daniel con cara de asombro al mismo tiempo que le da un abrazo.
—Bien Daniel, ¿Ah, estás en este instituto? —pregunta Tiffani aún confundida por esta extraña casualidad.
—Estoy de intercambio, y me ha tocado justamente hoy.
—Valla a mitad de año, qué difícil a de ser. —dice Tiffani sin salir de su asombro.
—Pues ahora que sé que estás aquí ya no lo veo a sí. —dice Daniel mirándola de una manera extraña que jamás había visto en nadie.
—Pues qué bien, espero serte de ayuda. —dice Tiffani bajando la mirada con algo de pena.
—¿Oye viste lo que te deje escrito en tu libreta?
—Si claro, aún lo tengo guardado.
—Vale, porque quiero que estemos en contacto, ¿te parece?
—Ah, por mí está bien. —dice Tiffani algo nerviosa.
—¿Am te pasa algo Tiffani?
—No claro que no, es que estoy asombrada por esta casualidad, tan, remota. —La verdad es que está nerviosa, porque ese tío le gusta pero siente algo extraño en el, y no sabe que es.
—Pues yo también, oye deberíamos entrar, que ya van a empezar las clases.
—Si tienes razón, vamos.
—¿Quieres que lleve tu mochila?, te noto algo cansada, se ve je estuviste estudiando toda la noche.
—Si gracias, pues si lo estuve en parte, es muy importante para mí aprobar con excelentes notas Daniel. —dice Tiffani al momento que Daniel cojea su mochila.
—Si, eso está muy bien, cuando quieras yo te puedo ayudar con lo que necesites, también soy un adicto a las buenas calificaciones.
—Vale, más te vale que lo hagas. —dice Tiffani al soltar una enorme sonrisa, no puede creer que se sienta tan normal al hablar con es chico, y al mismo tiempo sienta una rara e inexplicable desconfianza que no sabe de dónde proviene, a lo mejor es porque aún no le conoce del todo bien, a sí que trata de olvidarlo y de pasarla bien. Daniel y Tiffani van directo a los salones, y al parecer les toca la misma clase.
—No me lo vas creer, pero nos tocan las mismas clases, todos los días. —dice Daniel con una enorme sonrisa delata dora.
—¿Que? Eso es imposible, déjame ver. —Tiffani le quita el papel a Daniel de las manos para comprobar si lo que dice es cierto, y su horario, es exactamente como el suyo, esto ya no puede ser coincidencia del caprichoso destino. —No puede ser, son las mismas clases.
—¿No es genial?, ahora podemos vernos siempre.
—Si es genial. —dice Tiffani con cara de pena y algo de miedo, era una chica muy dulce, y tenía cara de ángel, cabello y ojos castaños, sonrisa encantadora, casi era imposible decir que estaba enojada aunque lo estuviera, y ahora, no sabía que creer, lo mejor era creer que esto era solo coincidencia, y que le podía pasar a cualquiera, además, ¿qué tan malo podría ser?

Daniel se incorporó al lado de Tiffani rápidamente y le regresa su mochila con una dulce sonrisa, ella agacha la mirada y se incorpora en sacando los libros de historia, de repente ve que Daniel saca un libro sobre alguna obra de terror que nunca había escuchado. Al parecer le gustaba leer, igual que a ella, eso era otra coincidencia más, que más podría pasar ahora.

—¿Te gusta leer? —le preguntó Daniel sin rodeos al ver que miraba su libro con titubeos.
—Es una de las cosas que más me gustan. 
—En mi casa tengo muchos libros, ¿qué tal si me acompañas hoy a casa y te los muestro?, y te regalo el que más te guste.
—¿Y si me gustan todos?
—Te los regalo todos. —Tiffani se ríe y le mira, piensa que lo hace para ella sonría, después de todo, es verdad que tiene la sonrisa más hermosa del mundo, por lo menos eso le dicen.
—No seas tonto, por supuesto que iré, quiero ver que tan terrorífico eres. —dijo Tiffani asustándose a sí misma al escuchar lo que había dicho.
—Bueno pues de seguro que lo suficiente para asustarte el resto de tu vida.

Tiffani le miro por unos segundos y luego se puso a revisar sus libros, horas después de que se terminaran las clases, Tiffani decidió acompañar a Daniel a casa, y de paso comían algo porque se morían de hambre, puesto que ya era medio día.


—Espera, ¿esta es tu casa?...

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