Una pequeña esperanza
Una pequeña esperanza
Pensé que nunca volvería a ver la luz del sol, las nubes blancas del cielo, las bellas calles de la ciudad, nunca pensé, que volvería a vivir otra vez, este, es un nuevo comienzo...
La vida es una lucha, se puede ganar, y también perder, pero nunca podemos estar seguros de que nos depara en el futuro, nunca podremos saber con exactitud qué pasará al día siguiente en nuestras vidas, no sabemos si puede dar un giro repentino o simplemente, puede quedarse en su rutina perspectiva. El tiempo es por lo que muchas veces nos volvemos locos, es que quisiéramos conservar para siempre, es que quisiéramos poder cambiar en un momento, pero no tenemos la suerte para poder hacerlo, y en todo esto no hay nada, que pueda cambiar nuestras vidas, o por lo menos, eso creemos...
Hace mucho tiempo una persona me contó una historia y como a todos los niños hacen una historia, parte de su vida, es entonces cuando todo empezó a cambiar en mi vida, dio un choque repentinamente brusco, inesperado, inexplicable, algo que jamás me imaginé que le pudiera pasar a una persona. El mundo, mi vida, mi entorno, cambio completamente, ya no era la misma persona, está, es mi historia, la historia de una niña, diferente...
Allí estaba yo, sentada en banco esperando a que se pusiera el sol, para mí no había nada más hermoso, que ver el hermoso atardecer, las calles de Nueva York estaban llenas personas, algunas iban s casa después del largo día de trabajo y otras se iban a comprar o de fiesta, así, es la vida aquí, yo culminaba como oscurecía lentamente, y observaba a cada una de las personas que pasaban por la calle, y de repente, se me acerco un hombre muy joven.
—Hola niña, ¿como te llamas?
—Elisabet ¿y usted?
—Yo me llamo Víctor, mucho gusto.
—Igualmente.
Y así lo conocí, me miraba extrañamente, como si nunca uniera visto una persona antes.
—¿Y qué haces aquí sola?
—Miro el atardecer.
—Que bien, está muy hermoso. ¿Y qué edad tienes niña?
—Tengo 15 años ¿y usted?
—¿15? Luces más mayor, yo tengo 21
—Mucha gente me lo dice.
Luego de un rato me invitó a comer un helado y fuimos cerca a unas calles de dónde estábamos y entramos una heladería grande y nos sentamos en un lugar apartado y oscuro, pedí un helado de chocolate y fresa, y él pidió uno de vainilla y chocolate, él me pregunto dónde vivía, no le quise decir pero terminé diciéndole, le dije que mis padres están de viaje, y que estaba sola en casa, y me dijo que si quería que él me hiciera compañía, le dije que no pero él insistió en que no debía quedarme tanto tiempo sola, y además él vivía cerca de allí, no era problema para el, pero era un desconocido para mí y no sabia si estaba bien dejarlo estar en mi casa, pero termine aceptando. Después que nos comimos los helados él se quedó mirándome un rato, vio hacia mi pecho pero le dio vergüenza y quito la mirada de inmediato, yo tuve que aguantar las ganas de reírme, era un chico rubio y de ojos verdes muy simpático, pero aún no estaba convencida de meter un extraño a mi casa, pero ya le había dicho que si, cuando terminamos y el pago la cuenta, me llevo a dar un paseo, me dijo que iríamos de compras, y yo le dije que podía gastar mi dinero, pero él me dijo que no me preocupara que él me compraba todo lo que quisiera, y yo acepté, no todos los días te encuentras un chico guapo que te lleva de compras, compre mucha comida y ropa, varios zapatos, y mucho maquillaje y prendas, y también cosas para el pelo, él me dijo que no parara de comprar, y yo seguí escogiendo compre ropa interior y un par de sabanas para mi cama, él me pregunto si quería algo en especial y si tenía celular, yo le dije que quería laptop y que no tenía celular y me compro las dos cosas, las más avanzadas, de última generación también me compro una varios y varios covers para mi teléfono, y le pregunté qué porque me compraba todas estas cosas, y me dijo que no me preocupara por ello, y no me preocupe, al contrario, estaba feliz, luego de eso nos fuimos a mi casa. Él me dejo en mi casa y me dijo que volvería a la suya para buscar sus cosas y luego volvería, mientras yo me quedé organizando todo lo que habíamos comprado, guarde mi ropa y mis cosas y puse la comida en la cocina y me fui a bañar, yo le había dejado una llave para cuando volviera. Luego de ducharme me puse una ropa interior de las que había comprado y la pijama y luego me puse hacer algo de cenar. Luego él volvió y puso sus cosas en mi cuarto, y le pregunté si iba a dormir conmigo y me dijo que si, me puse algo nerviosa pero después se me pasó, luego se sentó en el sofá a ver televisión, después me senté a su lado y él se acercó a mí y me abrazo, yo estaba nerviosa así que lo abrace también, después de cenar nos fuimos a dormir y él se metió a ducharse. Y de repente...
Todas las personas están en las calles, familias asustadas, animales corriendo, personas llorando, y pienso, este el fin. La vida nos engaña, podemos estar de lo más desapercibidos, e ignoramos lo que pueda pasar, en un día tan normal, que de repente, todo de un giro, paranormal...
—¡Alguien ayúdeme por favor!
Oigo la desesperación en las calles los niños asustados tomados de la mano de sus madres, y no puedo creer lo que está pasando...
—Elisabet súbete al coche.
—Ya voy.
Estaba en estado de Shock, no podía creer lo que estaba pasando a mi alrededor, los autos corrían por todos lados, creía que ese era el fin.
En la radio sonaban las noticias de lo que estaba pasando.
—En Nueva York a ocurrido un enorme terremoto de 10.0, les pedimos a las personas, que se dirijan a los refugios de la policía, todos están tan alarmados que no pueden poner atención a lo que están diciendo pero muchas personas se dirigen a ya, pronto llamó a mis padres para decirles que estoy bien y me dirijo con un hombre al refugio de policías, mis padres estaban muriendo de la angustia, ya se calmaron un poco para tomar el próximo vuelo a buscarme pero les dije que no lo hicieran que estoy bien y que es muy arriesgado que ellos vengan aquí. 5 minutos después de que le colgara el teléfono a mis padres en las en las calles empezaron a abriese, yo estaba, asustada.
—¿Elisabet tienes el cinturón puesto?
—Si.
—Ok, prepárate que iremos un poco más rápido.
De repente Víctor empezó a rebasar varios autos que habían delante para salir más rápido de allí, me sostuve con todas mis fuerzas del auto, mientras lloraba por todo lo que estaba pasando, Victor me dijo que me calmara, que todo estaría, bien, pero estaba muy asustada por lo que podía pasar, esperaba que llegáramos vivos al refugio de policías, aún te una pequeña esperanza de que, todo saldría bien.
Un rato después empezó a llover, y ya casi estábamos llegando al refugio, e íbamos más despacio pero yo estaba nervio aún, cinco minutos después ya habíamos llegado al refugio, entonces Víctor me tomo en sus brazos y me llevó hacia adentro, y dejó el auto afuera, rápidamente nos dieron alberga y nos llevaron a una pequeña habitación, yo tome a Víctor muy fuerte y le dije que no me dejará sola, y él me dijo que nunca jamás lo haría, y así nos quedamos dormidos, hasta el amanecer.
Nunca pensé que algo así podría pasar en la ciudad de Nueva York, y estaba muy asustada porque no sabía que más podría pasar, en el refugio habían muchas personas y muchos policías y doctores, había muchísima comida, y camas, esa fue una noche, fría, oscura, llena de dolor y lágrimas, nunca lo olvidaré.
Al día siguiente Víctor y yo despertamos y salimos haber a las demás personas, y a comer, también a ayudar con todo lo que se pudiera muchas calles estabas destruidas, y ya más enviaron personas en busca de sobrevivientes, rato después recibí una llamada de mis padres, estaban muy preocupados por mi, y les dije que yo ya estaba en el refugio de policías esperando a que pasase todo esto, luego Víctor y yo fuimos a la mesa de comida, estábamos hambrientos, cuando de pronto llegaron dos policías con una persona herida, la llevaban a emergencias, necesitaba una cirugía urgentemente, y fue entonces cuando se me salieron las lágrimas de la tristeza, me preguntaba ¿porque tanta gente inocente tenía que sufrir? No lo sabía, y parecía que tampoco iba a descubrirlo.
Tres semanas después...
El sol salía, después de tanto dolor y sufrimiento, el sol salió para nosotros, salió para darnos una esperanza, una esperanza de que la vida sigue, de podemos enfrentar cualquier situación que se interponga en nuestro camino, salió para demostrarnos que aún después de la oscuridad más negra y dolorosa, el puede salir, para darnos aunque sea una pequeña esperanza, de que todos, podemos vivir...
Víctor y yo salimos de aquel lugar que pensamos que sería eterno, yo me pude reencontrar con mi familia y llore de tanta felicidad que tenía encima, la ciudad de Nueva York una vez más salió adelante, y yo, también, encontré una persona que me hace feliz, y que ha estado conmigo en toda esta etapa de dolor uña sufrimiento, aquel día de tragedia, nunca lo olvidaré, porque fue cuando conocí, al amor de mi vida.
La ciudad se está recuperando milagrosamente de este enorme terremoto, causó muchos daños, muchas personas murieron y hubieron muchas casas destruidas, y me siento muy afortunada de que mi familia y yo podamos estar juntos de nuevo, ellos aceptaron a Víctor como mi pareja, y está más feliz que nunca, es una persona increíble, y nunca olvidaré todo lo que hizo por mí, mis padres le están eternamente agradecidos de que él me hubiera cuidado durante todo este desastre, al parecer, todo estaba volviendo poco a poco a la normalidad, las escuelas estarán cerradas, por dos semanas más, hacia que la pasamos en familia, y yo estaré feliz de poder compartir tiempo con Víctor y mi familia, y aunque pase por mucho dolor, en mi corazón aún queda una pequeña esperanza, de que siempre, puede salir el sol.
Fin
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